domingo, 25 de octubre de 2009

Capítulo dos, parte II

Diley fue dirigida a un templo encontrado en la parte de atrás del castillo, aunque era pequeño, la belleza y magnificencia de la construcción era evidente, tallado a mano unas enormes columnas de mármol blanco adornaban la entrada, al entrar, unos mosaicos de mármol blanco eran el piso, con paredes de mármol de color blanco, al llegar a la parte central del templo, una mesa de mármol negro llamaba la atención, y sobre esta mesa una pequeña caja de donde una de las ancianas sacó una gema de unos 5cm de diámetro.

- Esta gema los convierte en concursantes, les da fuerza y velocidad, digna de nuestros ciudadanos – le dijo la anciana mientras extendía su mano

- El conjuro de esa gema, nos da la habilidad de la fuerza y velocidad, además de que nos asegura como concursantes de guerra… ¿cierto? – respondió Diley

- Muy bien señorita Diley, y… ¿sabe cómo usarla? -

- Si, lo se, es un conjuro que utiliza el espíritu de lucha, y solo reacciona ante la pareja concursante -

- Muy bien señorita Diley, sabe más de lo que imaginaba –

- La “señorita” Diley nos oculta algo, no es común que una campesina sepa sobre la guerra tanto – respondió Beatriz algo enojada

-Todas las personas ocultamos algo… ¿no lo cree srita? Beatriz?- dijo Diley mientras la miraba fijamente

-¿Que sabes de más?- le respondió Beatriz apuntándola con su espada

-nada… solo soy una “simple campesina”- le dijo Diley mientras se retiraba tranquilamente.

La tarde llegaba, y la pareja concursante se retiraba sin mirar atrás, nuevas travesías les daba la bienvenida, desde ese día sus vidas cambiarían.